lunes, 15 de mayo de 2017

BREVE HISTORIA DEL IMPERIO OTOMANO

ROMERO, E. y ROMERO, I.: “Breve historia del Imperio Otomano”. Ediciones Nowtilus. Madrid, 2017

No es tarea fácil lo que han logrado nuestros autores: resumir la historia del Imperio Otomano en una obra de poco más de trescientas páginas. Los turcos, unas tribus de pastores nómadas que habitaban las estepas de Asia Central, fueron capaces de crear un imperio cuya vida se prolongó durante más de seiscientos años y que se extendió en un amplio espacio geográfico de tres continentes. Su expansionismo les llevó a enfrentarse a poderosos enemigos a lo largo de su historia: bizantinos, austriacos, rusos, venecianos, hispanos, británicos, franceses, italianos, griegos, portugueses. A la vez, tuvieron que afrontar a muchas conspiraciones internas y rebeliones de los distintos pueblos que habitaban en el Imperio. Conocer la historia de este pueblo es indispensable para entender acontecimientos relevantes de la historia de muchos estados europeos.

Es un gran mérito de nuestros autores acercar al lector a la historia del Imperio Otomano de una forma ordenada, clara y rigurosa. La exposición sigue un orden cronológico centrando su atención  de forma especial en los personajes, periodos y hechos más relevantes de la historia de este Imperio. He aquí una pequeña síntesis de lo que va a encontrar el lector explicado con detalle en la obra:
  • El origen del pueblo turco y cómo se asentó en el espacio en el que construyeron su Imperio y la importancia de los tres creadores de la estirpe: Osmán I (hacia 1290-1324) que fue capaz de derrotar a los a los bizantinos en la batalla de Bafea, Orhan I (1324-62) que, en lucha con  el Imperio Bizantino, logró establecer una cabeza de puente en Europa  y Murad I (1362-1389) que creó un ejército moderno (jenízaros) y avanzó por los Balcanes.
  • La consolidación del Imperio que llegó de la mano de los sultanes que lo gobernaron entre 1389 y 1451 entre los que destacó Bayaceto I (1389-1402). Este hombre, gran estratega, logró unificar la mayor parte de Anatolia, anexionar Tesalia y Tesalónica, conquistar el principado búlgaro de Vidin, incluso asedió Constantinopla durante siete años. En 1402, en la batalla de Ankara, cayó prisionero del caudillo mongol Tamerlán y murió en el destierro. A su muerte siguieron unos años de enfrentamiento entre sus hijos por el control del sultanato. Mehmed I (1413-21) Y Murad II (1421-51) tuvieron que hacer frente a conspiraciones internas lo que no les impidió avanzar por la zona de los Balcanes (Transilvania, Serbia, Valaquia, Albania…) enfrentándose a bizantinos y venecianos.
  • La conquista de Constantinopla (1453) por Mehmed II (1451-81). Fue el fin del Imperio Bizantino. En Europa, esta conquista causó gran conmoción y alertó del peligro Otomano. Constantinopla cambió su nombre por Estambul. No fue el único éxito militar de Mehmed II, derrotó a los serbios, controló varios territorios balcánicos, se hizo con posesiones de Génova y Venecia, atacó la isla de Rodas, ocupó Tracia y la mayor parte del Peloponeso, desembarcó en Otranto, etc. Una política claramente expansionista que fue continuada por sus sucesores que ampliaron el escenario a Egipto donde se puso fin al sultanato de los mamelucos.
  • El apogeo del Imperio con Soleimán el Magnífico (1520-1566). Tras las conquistas de Belgrado y Rodas se dirigió contra los dominios de los Habsburgo obteniendo la gran victoria de Mohács (1526) tras la que Hungría se convirtió en vasallo del Imperio Otomano para ser anexionada años más tarde. En 1529 puso sitio a Viena. Soleimán intervino en la confrontación entre Francisco I de Francia y Carlos I colaborando con el rey francés en el deseo de ambos de frenar el auge de Carlos. La derrota de la flota de Andrea Doria (formada por naves españolas, venecianas y austriacas) en la bahía de Préveza (1538) fue el inicio de la talasocracia otomana que duró hasta Lepanto. Obtuvo otros grandes éxitos como las conquistas de Bagdad o Trípoli y algún fracaso como el no poder hacerse con la isla de Malta.
  • La organización del Imperio, la sociedad y la ideología. En el capítulo dedicado a estos temas, los autores tratan de los poderes del Estado, especialmente la figura del sultán: sus poderes limitados por la sharia, su progresiva santificación que se tradujo en un alejamiento del pueblo, la composición de su harén, las ceremonias de entronización y entierro… Atienden también a la compleja estructura administrativa de un Estado que abarcaba tantos y tan diferentes pueblos, el papel de la mujer, la importancia de la educación, los actos lúdicos destinados a mostrar la grandeza del Imperio y la magnificencia del sultán, etc.
  • La política agresiva de Selim II (1566-74) y su derrota en Lepanto. La respuesta a la política expansionista de este Sultán (toma de Túnez y Chipre) fue la formación de la Liga Santa que derrotó a los otomanos en la batalla de Lepanto muy celebrada en la cristiandad. Los autores describen con detalle las fuerzas participantes y cómo discurrió el enfrentamiento.
Ilustración  que representa la batalla de Lepanto de autor anónimo.
Una de las muchas que aparecen en la obra
  • El “sultanato de las mujeres” tras la muerte de Selim II. Expresión acuñada a principios del s. XX por un historiador turco, un tanto misógino, para designar un período en el que las mujeres estuvieron en la cima del poder debido a la existencia de sultanes demasiado jóvenes o mentalmente inestables. Un largo período de conflictos internos, guerras y paces con resultados no muy favorable para el Imperio Otomano con el consuelo de algún éxito como la victoria contra Rusia en la batalla de Rio Prust (1711).
  • “La Cuestión de Oriente”. De 1874 a 1923 es un período en el que se produce el desmoronamiento del Imperio Otomano (el gigante de pies de barro) dando lugar a la rivalidad de las potencias europeas por hacerse con sus despojos. Tuvo unos antecedentes como la independencia de Grecia, el reconocimiento de Serbia como principado autónomo, reconocimiento de Mehmed Ali como gobernante hereditario de Egipto, la ocupación francesa de Argelia o, especialmente, la Guerra de Crimea (1853) iniciada por el Zar de Rusia con el objetivo de hacerse con territorios otomanos y controlar los Dardanelos. La destrucción de la flota otomana en la batalla de Sinope (noviembre, 1853) alarmó a Francia y Gran Bretaña que, apoyando al Imperio Otomano, declararon la guerra a Rusia. Los hechos más significativos de esta guerra fueron la batalla de Balaclava y la toma de Sebastopol. Los rusos fueron derrotados definitivamente en la batalla de Ikerman, pero no cedieron en sus pretensiones. En 1876 estalló una revuelta en Bosnia-Herzegovina que se extendió Serbia, Montenegro y Bulgaria, fue duramente reprimida por los turcos. Rusia, tradicional defensora de los pueblos eslavos, vio la ocasión para hacerse con territorios y declaró la guerra al Imperio Otomano. Tras la victoria rusa, se firmó el Tratado de San Stéfano, pocos meses después corregido, por la presión austriaca, en el Congreso de Berlín (1878). El Imperio Otomano hubo de ceder amplios territorios en los Balcanes.
  • Aparición en escena de los “Jóvenes Turcos” que se mostraron defensores de un régimen parlamentario aunque, en un principio, fieles al sultanato. El Partido de los Jóvenes Turcos era una coalición de fuerzas dispares unidas por el deseo de acabar con el absolutismo de Abdul Hamid II (1876-1909). Se rebelaron en julio de 1908 consiguiendo las suficientes adhesiones para obligar al Sultán a restaurar la constitución de 1876. Aprovechando la inestabilidad, Bulgaria se declaró independiente (5 de octubre de 1908), Austria se anexionó Bosnia-Herzegovina y Creta se unió a Grecia. Los Jóvenes Turcos consiguieron destituir a Abdul Hamid II en 1909.
  • Guerra Italo-Turca y Guerras Balcánicas antes de la I Guerra Mundial. Italia que puso sus ojos en las provincias otomanas de Libia que, tras una guerra, pasaron a manos italianas. Aprovechando la ocasión, Montenegro, Serbia, Grecia y Bulgaria declararon la guerra al Imperio Otomano (Primera Guerra Balcánica, 1912) para hacerse con los territorios que aún conservaban los turcos en los Balcanes. Tras su derrota, el Imperio Otomano cedió a sus vencedores todos sus territorios en Europa salvo los que actualmente conserva y reconoció la independencia de Albania. La crisis política en Turquía propició que los Jóvenes Turcos se hicieran con el gobierno.
  • Turquía en la I Guerra Mundial y Tratado de Sèvres. Cuando estalló la I Guerra Mundial, Turquía dudó sobre a qué bando adherirse, finalmente se inclinó por los Imperios Centrales. El 1 de noviembre entró en lucha contra Rusia en Armenia. A pesar de la heroica resistencia turca a los ataques anglo-franceses en los Dardanelos (freno a los aliados en la batalla de Galipolli y el desembarco terrestre en Sulva), el Imperio Otomano estaba en el bando perdedor. Los vencedores impusieron una paz humillante (Tratado de Sèvres) que contemplaba la perdida de Anatolia Oriental en favor de armenios y kurdos, parte de Tracia y la región de Esmirna para Grecia y los territorios de Oriente Medio (que se habían repartido Francia y Gran Bretaña en el Acuerdo Sykes-Picot, 1916). Los Estrechos quedaron bajo control de una comisión internacional.
  • Resistencia de Mustafá Kemal, rectificación del Tratado de Sèvres en el Tratado de Lausana, abolición del sultanato y proclamación de la república. Los acuerdos despertaron enorme rechazo en el Imperio Otomano. En mayo de 1919, Mustafá Kemal, hombre de gran prestigio, y organizó un  movimiento de resistencia ante la invasión de Anatolia. El Sultán se asustó y creyó que no le quedaba más remedio que cooperar con los vencedores mientras que Mustafá Kemal y el Movimiento Nacional Turco querían resistir. El gobierno acusó a Mustafá Kemal de traición y le condenó a muerte. El tiempo iba a dar la razón a Mustafá Kemal que fue capaz de resistir y salir vencedor en Anatolia y Tracia frente a los ejércitos extranjeros apostado en Turquía. En julio de 1923 nuevo Tratado de Paz en Lausana (1923) que anulaba el de Sèvres, Turquía quedaba prácticamente como hoy la conocemos. La sumisión de Mehmed VI a los aliados iba a determinar su futuro, el 1 de noviembre de 1922, la Asamblea Nacional Turca abolió el sultanato y el  29 de octubre de 1923 se proclamó la República con Mustafá Kemal como primer presidente, al que el Parlamento concedió el título de Atatürk (padre de los turcos).
  • El genocidio armenio. Los armenios habían presentado sus reivindicaciones territoriales en el Congreso de Berlín de 1878. Entre 1894 y 1896, fueron masacrados miles de ellos en Adana y otros lugares. Durante la I Guerra Mundial se repitieron los hechos con más intensidad, los turcos llevaron a cabo un auténtico genocidio con la población armenia a la que acusaron de colaborar con los rusos: matanzas indiscriminadas, deportaciones, arrestos masivos, internamiento en campos de concentración… No sabemos exactamente el número de ejecutados,  con seguridad superaron el millón. Posteriormente, el Parlamento trató la masacre de armenios y se puso en marcha un juicio para determinar las responsabilidades de los ejecutores del genocidio, muchos de los cuales se encontraban huidos. Se presentaron muchas pruebas inculpatorias a los líderes de los Jóvenes Turcos. Tras deliberar muchos meses, se condenó a muerte a 18 de los acusados. Solo tres fueron ejecutados. Al ver que varios implicados escapaban de la justicia, un grupo de militares armenios organizó, entre marzo de 1921 y julio de 1922, el asesinato de varios de los dirigentes de los Jóvenes Turcos (“Operación Némesis”).

Una serie de mapas y doce páginas de detallada cronología son de gran ayuda para situar tanto acontecimiento en el espacio y en el tiempo.

Información sobre la obra y el autor en la Web de la Editorial:
(Se puede leer un fragmento)

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